lunes, julio 17, 2006

Mónica Marchesky desde el Castillo Pittamiglio // 2

Querido Juan Carlos,

es verdad, se me olvidó comentarte los jugosos acontecimientos del Pittamiglio.
Una sala hermosa, muy acogedora, rodeada de una exposición de cuadros. Nos pusieron una tarima y una mesa recubierta con una mortaja negra. Yo, para romper el encanto me fui vestida de blanco puro y unos toques marrones.

Unos momentos antes había caído sobre Montevideo una tormenta de rayos y centellas que era de meter miedo a cualquiera, pero en el momento de la lectura parecía que estábamos en el ojo de la tormenta. Motivo por el cual pudimos hacer la recorrida en una semi-oscuridad entre los patios, escaleras y puertas que no conducen a ninguna parte.
Cuando llegamos al lugar que bauticé como el "ascensor interdimensional", me entero que no solo a mi se me reflejó esa idea, sino que a casi todos los presentes. Pero sucedió algo que antes no había percibido, la guía que se llama Cristina me dice :"Vos que sos la que va a leer cuentos de misterio, ponete en el medio, y hablá en voz alta para que todos oigamos lo que decís". Debo confesarte que tuvieron que empujarme hacia el centro, mientras veía las caras de los asustados concurrentes que se clavaban en mi. Me sentí un ajusticiado de la Edad Media a la espera de su sentencia, entonces hablé y dije: Hola a todos, estamos en este lugar para escuchar cuentos de misterio... y sentí en mi interior la caja de resonancias que me hervía en el pecho. Lo cierto es que es un curioso efecto en donde las palabras resuenan en tu caja, además de salir, es como si volvieran a entrar, nunca se escapan del todo...¿nunca se escapan del todo?

Empezó la lectura con un ritmo brutal, les leí en principio "Monarcas" que es un cuento breve y te lo envío porque tiene algunos detalles de mariposas...¿recuerdas cuando vi una mariposa negra que seguía mi camino mientra leía el libro de Celia? bueno de ese momento salió Monarcas.

Todo fue normal hasta que le pedí a un compañero que nos sacara una foto, resulta que la máquina se trabó, decididamente se le habían terminado la carga de la batería (léase pilas alcalinas), igual hubo alguien que sacó unas fotos y se la voy a pedir para pasártelas, tal vez veamos en el fondo sobre el espejo una sombra sonriente...
A esa altura ya estaba contrariada, porque no dejan sacar fotos en ningún lado, solamente nos permitieron en ese lugar y se me traba la máquina que por otro lado es nueva.

Estábamos llegando al final de la lectura, en los dos últimos cuentos y empieza a sonar un celular, todos se miran, revisan los bolsillos y carteras, y caemos en la cuenta de que es mi celular que estaba sonando el cual se encontraba en una silla de la primera fila mientras yo leía y el cual en mi torpeza había olvidado apagar (eso creo).
El condenado estuvo sonando por los siguientes 20 minutos y yo sin poder hacer nada. Cuando al fin se tranquiliza termina la lectura, nos levantamos y saludamos. Lo curioso es que cuando voy a ver quien era que me llamaba tan insistentemente no tenía ni una llamada perdida, ni un mensaje de texto, nada...¿que hubiera pasado si hubiera atendido la llamada?...
Pittamiglio jugó a las escondidas conmigo esa noche.

PD: me quedé con la frase ¿nunca se escapan del todo? que por otro lado se me representó la teoría de los agujeros negros en donde la luz no se escapa sino que siempre queda prisionera... bueno te dejo porque me voy en la máquina del tiempo a hablar un poco con Einstein acerca de los agujeros y sugerirle un anexo a la teoría de la luz prisionera.

Mónica