el tejido de cartílagos de humo que daña las manos de las señoras se ha sostenido en esa nota
La han sabido despeinar a tiempo, se decían al oido mientras masticaban el tabaco de las axilas llenas de dientes
La han visto de noche caminando sola y apurada, pobre liebre adormecida, pobre lunar de campo, y no era momento para discutir con los acróbatas que se enfurecían al escuchar el timbre de las detonaciones
Mi hermana se ha comido a su hijo y se siente satisfecha
pero quiere algo más duro, por ahora, supone que ello, le dará más hormonas
Qué imprudencia
Sacar los labios a la noche
--un criptizoma, por mariela